sábado, 29 de noviembre de 2014

Un bel dì vedremo - Ying Huang

Dulce Puccini,
nos desgarra de dolor y hace poesía

 

Un bello día veremos
Levantarse un hilo de humo
en el extremo confín del mar.
Y después aparece la nave.
la nave es blanca.
Entra en el puerto, truena su saludo.
¿Ves? ¡Ya ha llegado!
Yo no voy a su encuentro, yo no.
Me ire a la cima de la colina, y esperaré
y espero, mucho tiempo.
Pero la larga espera no me pesa
Y, salido de entre la multitud de la ciudad,
un hombre, un pequeño punto,
sube por la colina.
¿Quién será?, ¿quién será?
Y cuando esté aquí,
¿qué dirá?, ¿qué dirá?
Llamará: - Butterfly- desde la distancia;
yo sin responder.
Estaré escondida.
Un poco por broma,
y un poco, por no morir
nada más por vernos.
Y él, el apenado,
llamará, llamará;
“Mujercita, fragancia de verbena”,
los nombres que solía llamarme, al llegar a mi.
Todo esto sucederá,
te lo prometo.
Ahuyenta tus temores,
¡Yo con segura fe,... Lo espero!"