martes, 29 de abril de 2014

EN EL CLARO DE LA LUNA, Silvio Rodriguez


No existe forma de nombrar a los que  perdieron  amigos/as del alma,
esa compañía casi hermana, cómplice y divertida, amable, alegre, triste,
contenedora, necesitada, dulce o amarga, confidente ..
oh, que doloroso extrañar tanto a tantas personas que se adelantaron ...
Que terrible necesitarte cerca y que no estés.
Hoy llueve negrita y te extraño en esta otra viudez,
 la de amiga.
Aqui va uno de tus preferidos


En el claro de la luna
donde quiero ir a jugar,
duerme la Reina Fortuna
que tendrá que madrugar.

Mi guardiana de la suerte,
sueña cercada de flor
que me salvas de la muerte
con fortuna en el amor.

Sueña, talismán querido,
sueña mi abeja y su edad;
sueña y si, lo he merecido,
sueña mi felicidad.

Sueña caballos cerreros,
suéñame el viento del sur,
sueña un tiempo de aguaceros
en el valle de la luz.

Sueña lo que hago y no digo,
sueña en plena libertad,
sueña que hay días en que vivo,
sueña lo que hay que callar.

Entre las luces más bellas
duerme intranquilo mi amor
porque en su sueño de estrellas
mi paso en tierra es dolor.

Mas si yo pudiera serle
miel de abeja en vez de sal
¿a qué tentarle la suerte
que valiera su soñar?

Suéñeme, pues, cataclismo,
sueñe golpe largo y sed,
sueñe todos los abismos,
que de otra vida no sé.

Sueñe lo que hago y no digo,
sueñe en plena libertad,
sueñe que hay días en que vivo,
sueñe lo que hay que callar.

Sueñe la talla del día,
—del día del que fui y del que soy—
que el de mañana, alma mía,
lo tengo soñado hoy.