
Hace poco más de 40 años, un grupo de jóvenes deportistas vacacionaban en el sur argentino de manera económica cargando sus mochilas, carpas y bolsas de dormir.
Un día un par de gendarmes se acercaron al campamento a verificar identidades y revisar que todo estuviese en orden.
El problema se suscitó cuando encontraron unos cubitos envueltos en papel metalizado.
¡droga! dijeron, aunque los muchachos intentaron explicar no hubo caso y terminaron sus vacaciones en una celda en medio de la nada.
Al fin después de un tiempo todo se resolvió y esta gente quedó en libertad.
En estos días recordé la anécdota (verídica) y pensé cuanto daño puede hacer un obtuso ignorante que solo sabe obedecer sin ver más allá de sus narices.

Queda a su libre interpretación