
Siempre me resultó sano tener en el alma
un rinconcito cerrado con candado,
un lugar propio al que nadie accede, intimo,
único, especial, pudoroso.
Ese que es solo es mío, intangible,
repleto de pequeñitos ingenuos tesoros, sueños,
pinceladas de niñéz, cielos azules, nubes tormentosas,
calmas infinitas. ...
No permitas que nadie te mutile el alma para ver que guardas dentro
La intimidad, la amistad, el amor se enriquecen
con lo que aporta ese espacio propio incompartible.
Es eso lo que nos hace ser auténticamente nosotros mismos.
Sinceros y enriquecidos.
No dejes que nadie arranque tu esencia