domingo, 1 de julio de 2012

Ata una cinta amarilla al viejo roble


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La historia, que nos conmueve,
proviene de un libro de la década de 1950
sobre la reforma de las prisiones norteamericanas,
pero este origen había sido olvidado cuando se difundió,en los ’70,
gracias a la canción
“Ata una cinta amarilla al viejo roble”.
Dos desconocidos traban conversación en un tren;
uno de ellos cuenta que, después de haber estado preso cinco años,
vuelve a su casa.
En ese tiempo no tuvo contacto con la familia:
eran demasiado pobres para viajar
y no tenían educación como para escribirle.
Antes de salir de la cárcel, él les escribió y les pidió,
para cuando volviera, un signo:
si estaban dispuestos a recibirlo,
debían poner una cinta amarilla en el roble que estaba junto a la vía del tren.
El, en caso de que la cinta no estuviera,
seguiría en el tren y buscaría una nueva vida en otro lugar.
Ya estaban cerca del pueblo natal,
pero él no se atrevía a mirar:
su interlocutor aceptó hacerlo para él.
El convicto, en silencio, esperaba.
Sintió la mano emocionada del otro apretar su brazo y escuchó:
“¡Todo el árbol está lleno de cintas amarillas!”.
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A partir de los años ’70, la cinta amarilla tomó presencia en la sociedad estadounidense.
En 1975, Gail Magruder recibió con una cinta amarilla en el árbol del jardín a su esposo,
Jeb Magruder, ex funcionario de la administración Nixon que había pasado meses en la cárcel
por el caso Watergate.
En 1979, la cinta expresó la esperanza de familiares
de los norteamericanos retenidos en la embajada de su país en Irán; en 1990,
acompañó a familiares de los soldados que luchaban en la Guerra del Golfo. .
La cinta, compartido signo de bienaventuranza,
cierra fisuras en la unidad imaginaria de la sociedad .
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http://www.pagina12.com.ar_ Octubre 2007 -
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Cuántas cintas amarillas deberíamos atar para cerrar las fisuras en nuestra sociedad?
Cuántas serán suficientes para perdonarnos las diferencias?